viernes, 29 de junio de 2012

Ay si pudiera...



Ay si pudiera quererte,
quererte con las nubes,
quererte con el aire,
con la sangre
que hierve al verte,
con los lapices
que escriben este verso breve,
si pudiera quererte,
si pudiera entregarte mi amor,
estar por un segundo en tu corazón,
si pudiera ser para vos,
si pudiera,
ay si pudiera
seguramente desperdiciaría la ocasión.

30 Minutos...




30 Minutos...

Mírame, aquí estoy



Mírame, aqui desnudo sin hacer nada. Perdido en este mar de personas sin alma. Sin corazón.
Mírame, aqui estoy, ¿o acaso no me ves? Náufrago del barco de las emociones, caminando esta isla desierta buscando qué sentir.
Mírame, ¿por qué no me ves? Si yo estoy aqui. Existo. ¿O no?

martes, 12 de junio de 2012

Tonto rompecabezas...



Se nos fue un genio, no lo puedo creer...



Que será de vos, de mí,
pienso hoy,
mientras trato de armar
este tonto rompecabezas.

Hace tanto que no venís por acá,
siento hoy
que no puedo dejar
de dar vueltas en la pieza.

Te busco en algún cajón,
en cada rincón,
detrás de cuadros,
bajo la alfombra
y no te encuentro.

Pienso, siento.

Como no te pude encontrar
hasta fui a consultar a una médium gorda,
no enviaste ninguna señal,
ni me volviste a llamar,
ni contestaste mis cartas.

Te busco en algún cajón,
en cada rincón,
detrás de cuadros,
bajo la alfombra,
y no te encuentro.

Pienso hoy que va a ser de mí, de vos,
pienso, te busco en una canción,
como siento,
que quedo de nuestro amor,
pienso.

Que va a ser de mi, de vos,
pienso, te buscaré en una canción,
como siento
que quedo de nuestro amor.

Pienso, siento,
pienso, siento,
pienso, siento,
pienso.

Chica Material

Me acuerdo que abrí,
La puerta y eras vos,
Después me perdí...


Sí, me acuerdo que te vi, hacia mucho no nos cruzábamos. Me acuerdo que casi no te reconocí, estabas muy cambiada, ya no eras la pequeña niña morocha que asisitia al colegio conmigo, aquella niña de ojos color marrón claro, simpática, inteligente y llena de vida y juventud. No. Esa vez te veias diferente. Tus ojos habían perdido la inocencia, se habian oscurecido, al igual que tu piel, que lucía un bronceado rojizo. Tu cabello parecia el de una muñequita, tan bien cuidado que no presentaba desperfecto alguno. Lucías tu rostro totalmente maquillado, con un sutil flequillo perfecto sobre su frente. Vestias unos ajustados jeans blancos que combinaban con tu camisita negra, tan pequeña que parecia que tus senos querian escapar de ella.
No dudé en saludarte con un "hola", pero no detuve mi marcha y no cruzamos otra palabra.
No me hizo más falta para darme cuenta de que te habias convertido en una chica material. Pero hubo algo que se quedo en mi mente, y no es tu cuerpo, tampoco son los kilos de maquillaje o tus tetas tratando de escapar de tu escote. Los que se quedaron en mi mente, y aun hoy los recuerdo, fueron tus ojos... Se veían tristes, mirándome como envidiando mi sonrisa sincera, como recordando viejos tiempos.
Hoy, que miro una foto tuya en Internet, me pongo a pensar en aquel cruce, y pienso que tal vez tu vives la vida preocupándote por lo que dice la gente, procurando ser alguien que le caiga bien a todos, ocultando lo que sientes y comprando cantidades de costosos zapatos y joyas para evadir tu malestar, aunque sabes que esas cosas que llenan tu cuerpo, pero no tu corazón.
Pienso que aquella vez, aunque fue solo por un instante, al verme, recordaste otra época, y tus ojos se escaparon hacia otro mundo donde no necesitabas tener puesta una mascara de maquillaje.

lunes, 11 de junio de 2012

Despierta, por favor...

Romeo rodeo la plaza, buscando a Julieta, camino las humedas calles de la ciudad buscando su nombre, mientras cantaba una vieja balada que habia escrito para los dos. Era tarde en la noche, y estaba oscuro. Romeo recorrio la avenida, el anden de la estacion de tren y la esquina de la fuente, sin lograr su cometido, al parecer, la suerte no estaba de su lado esa noche.
Saco un cigarrillo del bolsillo interno de su saco y un encendedor del bolsillo derecho de su pantalon, y se dispuso a fumar bajo la luz de un farol, mientras observaba la luna y recitaba un verso en honor a su belleza, siempre pidiendole que le traiga a su Julieta.
¿Ella vendrá?
Oh, bella Luna, por favor traela
Que no voy a ser joven por siempre

Romeo había esperado por Julieta mucho tiempo, años...
Sus amigos habían intentado hacerlo reaccionar varias veces, pero siempre sin éxito. El corazón de Romeo había cegado sus ojos y su razonamiento. Y, aunque sabia que Julieta estaba lejos, cada noche hacia el mismo recorrido buscándola, como si estuviera buscando dentro de su corazón. Con la ciega esperanza intacta de que una de esas noches, de pronto se toparía con ella, que había regresado para amarlo.




I. M. L. (06/2012)

How soon is now?



Les recomiendo que lean esto escuchando la cancion, entenderan todo mucho mejor.


"When you say it's gonna happen now
 When exactly do you mean?
See I already waited too long
And all my hope is gone..."

Asi dice este tema que conmueve los sentimientos, evocando imagenes antiguas de algo que tal vez nunca paso, trayendo a mi mente acciones que jamas realice, evaporando de mi lo poco que queda de alma, de fe, de esperanza, de sentimientos honestos. Mandando a la mierda todo lo que queda de mi corazon, destruyendolo contra una estupida pared mientras me quedo pensando ¿Qué culpa tiene la pared? pero no importa, luego la golpeo hasta romperme los nudillos, caigo al piso de rodillas con el corazon y los nudillos rotos, las lagrimas en mis ojos no son por el dolor en los puños, vienen de adentro, desde lo mas profundo. Y yo que pensaba que los fragmentos que quedaban de mi corazon ya no podrian ser mas pequeños, ahora se ha reducido a polvo. Siento que ya nada queda adentro mio, siento, que ya nada siento.
Las lagrimas siguen cayendo, y esta noche, mi corazon morirá en paz.
A veces recuerdo algo que hice hace ya mucho tiempo, o mejor dicho, que no hice, que deje pasar... equivocandome despues al tomar, frente a ella, la mano de otra joven, cuya belleza jamás sera comparable con la suya, aquella tarde de enero, años atras, en aquella esquina, dejé mi alma.

jueves, 7 de junio de 2012

Pues es en esta noche oscura en la que me pongo a escuchar Roxette...







Pues es esta noche oscura en la que me pongo a escuchar Roxette, chateo con gente que no conozco (Es mi favorita porque te puede contar cosas que no le cuenta a todo el mundo y vos podes hacer lo mismo, porque todos tenemos miedo al que dirán, tonto, pero miedo al fin) y me doy cuenta de cómo soy, es fácil hacerlo cuando varias personas te lo repiten en un lapso de dos o tres días, diferentes personas te dicen una y otra vez lo mismo, y vos pensás "¿ese soy yo?" Y luego te das cuenta de que sí sos vos!, y comenzas a explotar esa forma de ser que crees que acabas de aprender, pero siempre estuvo a tu lado, y comenzas a hablar utilizando las palabras de moda, y las mezclas con tu propia filosofía y te das cuenta de que sabes más de lo que crees y pensás casi tan igual que el resto de la gente (Cuando vos creías que estabas medio loco) y que esa gente comparte tu pensamiento y te cuenta cómo hizo para superar sus momentos difíciles y cómo hace para irse a dormir cada noche sabiendo que todo es una mierda, y te das cuenta de que la esperanza está en todos y sentís esa fuerza, es la fuerza del corazón, y se llama amor, y querés conocerla a fondo, amar a más no poder, querer, ser querido y amado, no tenerle miedo a nada ni a nadie, porque el miedo no existe si somos felices, si estamos seguros de lo que hacemos, todos podemos equivocarnos, pero es parte de vivir y de crecer, por eso: los errores no existen. Y vos querés amar a alguien y salís a la calle a buscar, y luego recordás que alguien alguna vez te dijo que ese tipo de cosas no se encuentran, sino que aparecen solas, y volvés a tu casa, y te sentás a ver la tele, y justo a la mitad de la película romántica, alguien toca el timbre, vos, que estabas sólo en casa, viendo la peli y deseando ser el chico común que se cruza con la chica linda y ella decide amarlo para siempre después de que él, en un lapso de dos horas, hace todo lo posible por enamorarla, y al final le dice: "No te entiendo, no sé que mas hacer para que te des cuenta de que estoy loco por vos, de que te traería la luna hasta tus manos y te la regalaría para que entiendas que yo te amo" y ni bien termina de decir eso, la chica le da el beso de su vida y le dice "Sólo tenias que decir eso tonto", y dejas de comer lo que estabas comiendo y dejas de lado la posición tan cómoda que habías tomado una hora y media atrás para levantarte e ir a ver quién es en la puerta y te asomas a la ventana y ves que es un chico que pide comida, no le das bola, porque no es importante, pero el chico insiste, varias veces más, grita "¡Señora!" esperando que la doña lo atienda, y vos, re podrido de escuchar el timbre y queriendo volver a ve la peli, agarrás un paquete de galletitas de esas que compra tu vieja y que no le gustan a nadie y te vas hasta la puerta para dárselo, el te sonríe y se va corriendo hacia la esquina, y en ese momento vos ves que del otro lado viene una chica hermosa, no la habías visto nunca antes, y ella cada vez está más cerca, y vos estas casi paralizado, recordando la película y él momento del primer encuentro, ella se acerca, está sólo a unos pasos, vos no le podes sacar los ojos de encima y es entonces cuando se para a unos pocos pasos de vos y te dice: "Perdón, pero soy nueva en el barrio y no conozco nada, ¿no me podes decir dónde esta la verdulería por favor?" y vos, que casi no podes reaccionar, le decís: "Está allá, dando la vuelta a la esquina", ella se te queda mirando, parece que le gustaste, pero vos sos muy boludo y estas paralizado, no te podes mover, no emitís sonido alguno, de fondo se escuchan las voces de los actores de la película que estabas mirando, la chica decide seguir su camino, cansada de esperar a que digas alguna palabra que le sirva de excusa para quedarse a tu lado el resto de su vida, vos entrás a tu casa después de mirarle el culo hasta que da la vuelta a la esquina, notaste que ella se volteo dos o tres veces a mirarte, pero no hiciste nada, mientras estás cerrando la puerta te decís a vos mismo: "Que pelotudo que fui, ella era hermosa, estaba bárbara, y yo, ni le pregunte el nombre, soy un tarado", regresas a ver la peli, retomás la cómoda posición que tenias antes y empezás a notar que en la película están pasando cosas que te hacen sentir identificado, ya sea con lo que te acaba de pasar o con alguna experiencia anterior en la vida, esa tonta vida deprimida que tenés, siempre viviendo en el pasado, sabes que sos un tonto, pero no sabes cómo dejar de serlo, y después de unos cuantos minutos, diez a lo sumo, el timbre vuelve a sonar, te volvés a parar, pensás que es tu vieja y tus hermanas que vuelven del centro comercial y de comprar todas cosas para ellas, y estas bastante irritado por varias cosas: Si son ellas, van a interrumpir esa soledad que tanto te gusta para poder ver la película, van a quebrar el silencio que inunda el ambiente, tu ambiente, vos te sentías en el cine, sólo y feliz, viendo la película de amor más linda que viste, porque cada una que ves es mejor que la otra que te había dejado re enamorado, también te sentís molesto porque te tenés que volver a parar y estás enojado con vos mismo por no haber entablado charla con la chica más hermosa del mundo, la que acaba de pasar frente a vos sólo unos minutos atrás. Así que, enojado y queriendo destruir casi cualquier cosa que se mueva, te atrevés a tomar las llaves y ves por la ventana, ¡¡es ella, es la chica de antes!! Y vos le agradeces a todos los Dioses por ponerla de nuevo frente a vos, abrís la puerta, y te acercas lo más posible a ella, ella comienza a hablarte y lentamente vos te perdés en su belleza nuevamente, esta vez no sos tan estúpido como para dejar pasar la oportunidad, y después de media hora de estar hablando en la puerta, le ofreces acompañarla a casa. Su casa queda sólo a una cuadra, tal vez menos, vos te sentís agradecido y deseas con todo tu corazón que ella no tenga novio, lo anhelas más que nada en ese momento, el tiempo vuela, y de un momento a otro, estás parado en su portal, ella te dice mil y una cosas, de las que vos, con suerte, te acordás dos, estas totalmente perdido en su belleza, en su dulzura, en sus ojos, en las ganas de darle un beso, uno que te de ventaja sobre todos los demás que intenten conquistarla, uno que le haga saber que la querés para vos, uno que la vuelva loca, y que caiga rendida a tus pies, de repente, se le caen al suelo las llaves, vos te agachas como un caballero bien educado que sos y te das cuenta de que en realidad, sos ahora vos el que esta a sus pies, dibujas una sonrisa pequeña, le das las llaves, ella te agradece y te dice que "sos un dulce", vos te volvés loco, te crees que esa fue una señal para que le rompas la boca, pero no lo haces porque algo que se llama autocontrol te lo impide, odias a ese maldito autocontrol que te inculcó la sociedad y tus padres, te cagas en él y le decís que ella es la cosa más linda que habías visto en tu vida, ella te mira con los ojos azules más dulces del mundo, y te sonríe... De repente, estás volviendo a tu casa, con un beso en la boca, y una cita pendiente para el día siguiente, llegas a la esquina y ves al chiquillo que había ido a pedirte algo de comer, está comiendo las galletitas que le habías regalado, te das cuenta de que si no hubieras atendido al chico (como era tu idea original), nunca hubieras conocido a la chica que seguramente para ese entonces, sea ya, el amor de tu vida, porque, claro, vos con 17, casi 18 años no tenés un millón de amores, encima sos medio introvertido, así que como mucho, tuviste una o dos novias, te acercas al chico y le das las gracias, para tu sorpresa él te dice "de nada" y nuevamente se va corriendo hacia la esquina, vos te quedas atónito ante su respuesta, y decidís perseguirlo, lo corrés, vas rápido, probablemente sos dos o tres veces más rápido que él, pero él había empezado a correr mucho antes y ya está llegando a la esquina, le da la vuelta a la misma, y vos llegas unos segundos después, para tu sorpresa, el chico ha desaparecido y sólo está el paquete de galletitas sobre una pequeña columna, en el portal de una casa, estás totalmente shockeado por la situación, no entendés nada, pero decidís regresar a tu casa, queriendo creer que el chico entro en alguna casa o desapareció mediante algún medio de transporte o algo que sea científicamente comprobable, regresas a tu casa, entras, te volvés a sentar y seguís mirando la película, de pronto tu celular hace un "pi" y vos te das cuenta de que habías recibido dos mensajes en tu ausencia, uno era de tu madre, que decía que ya estaban yendo de regreso a casa, y el otro era de un número desconocido, lo lees y dice "Gracias por el beso más lindo, ya quiero que sea mañana para verte", te das cuenta de que es de Jenny, la chica que acababas de conocer, de repente una sensación de felicidad invade tu cuerpo y volvés a dibujar la sonrisa que habías dibujado antes, estando a los pies de Jenny, en ese momento escuchas que alguien introduce una llave a la puerta principal y entra, son tu madre y tus hermanas...

En otro lado, una charla se desata entre dos personajes: Un Niño y su Padre...
Padre:- ¡Ya te dije mil veces que no te podés seguir escapando a buscar golosinas y cosas dulces por ahí!
Niño:- ¡Pero es que a mi me encantan las cosas dulces!
Padre:- ¡Sí, y les haces favores a aquellos que te las regalan!, ¡eso está mal!
Niño:- ¡No está mal cuando es por una buena causa!, además, el amor jamás es un favor...
Padre:- ¡Como quieras!, no te vuelvas a escapar, y ahora anda a buscar tu arco y flecha que tenés que ir a practicar tiro al blanco con tu madre...



"En este mundo no existen las casualidades, solo existe lo inevitable."

Navarro





A ti que llenaste mis espacios con tu imagen
A ti, que tu rostro se me hizo inolvidable
A ti que te veo como al cielo, inalcanzable
A ti que eres hermosa, inigualable
A ti quiero hacerte saber
Que con tu mirada supiste cautivarme
Con tu bellísimo rostro de porcelana
Con tus ojos profundos como el mar
Con tu cabello lacio como la seda
Sí, a ti que tienes el rostro de un ángel
Que tu sonrisa es bellamente impactante
Que eres hermosa por donde se te mire
Que tienes un rostro tan hermoso,
Que no me sorprende que afrodita te envidie
Que expresas una dulzura increíble
Quiero que sepas que eres tan bella para mí
Que en mi mente mil personalidades te di
Y seas como seas me has de gustar
Porque vi tus ojos y ya no te pude olvidar
Y aunque no lo quiera, hoy voy a soñarte a ti
Porque has cautivado mi mente con tanta pasión
Que en nada más puedo pensar
Porque siento que aunque no te conozca ya te extraño
Y porque sé que quiero verte
Volver a verte y conocerte
Y porque no sé más que deciros, aquí he de terminar,
Pero por favor no te olvides que en mi,
Un admirador secreto has logrado encontrar.



                                                                                                        I. M. L.

domingo, 3 de junio de 2012

Te escribo




Te escribo desde los dentros de mi propia existencia, te escribo desde mi corazón...
Te escribo para contarte que estoy completamente enamorado de vos, que mi alma ya no esta dentro de mi cuerpo, sino que te acompaña, dando cada paso a tu lado. Que mi corazón es tuyo, completamente tuyo. Que lo único que me pertenecen son estas palabras que aquí te estoy dando también. Y aunque todo lo mio es tuyo, nada de vos es mio, ni tus cosas, ni tu amor.
Te extraño, te extraño eternidad, te siento en cada momento, sos la dueña de todos mis pensamientos, de todas mis ilusiones.
Y para colmo, mi única estrategia es vivir pensándote y esperándote, soñando que un día, así, de la nada, de pronto me necesites. Es la misma estrategia que usaba Benedetti, y no estoy seguro de que le haya funcionado muy bien...
Lo único que deseo es tenerte a mi lado para alegrar cada momento de mi vida como lo hacías algún tiempo atrás, las mañanas más bellas que viví. Simplemente quiero, anhelo, deseo recostarme en una cama a tu lado, besar desde tus labios hasta tu corazón, acariciar tu piel con devoción, darte un beso con pasión y hacerte el amor. Hacerte el amor como nunca nadie lo ha hecho antes, como nunca lo he hecho antes, hacerte el amor, de verdad el amor. No pienso en otra cosa que no seas vos. Por favor, necesitame.

sábado, 2 de junio de 2012

El amor (11/2009)





11/09

Y ahí estaba yo, en aquel salón color melón, rodeado de ricachones, dispuestos a adquirir invaluables mercancías. Todos me observaban extrañados, no era que mi cara fuese horrible, pero mis ropas sí estaban un tanto fuera de lugar, es que acababa de enterarme del acontecimiento que allí ocurriría, ese que tanto había ansiado. Hacia sólo un momento estaba en mi casa acomodando ideas, cuando mi amigo me llamó para avisarme sobre esta subasta, en la cual se presentaría ese hombre a fin de subastar ese artículo, ese libro tan valioso e importante para mi, nadie en el mundo lo valoraría tanto como yo, por eso estaba seguro de que podría obtener el artículo a un precio bastante bajo para su costo real. Pero no me fue nada fácil…
Y salió, el doctor Maximilian Magnus, famoso por sus investigaciones en el campo de la psicología, química y biología. Uno de los grandes científicos de esta época y sin lugar a dudas, mi gran inspiración, fue su texto: “El amor como nunca se vio” el que me inspiró a iniciarme en los estudios relativos al tema del amor y los sentimientos.
Pronto comenzó a dar un discurso, el cual culminó con las palabras: “A pesar de mis arduos intentos, ya en el ocaso de mi vida, me veo en obligación de decirles que no he podido alcanzar mi meta, aún no sé cómo nace el amor. Me desprendo de este libro con la intención de que alguien lo lea y logre lo que yo no pude, acabar con esta cuestión que me ha perseguido a lo largo de mi vida, mi libro es una compilación de escritos acerca del tema, aquí figuran todos mis estudios realizados, los conceptos básicos y conocidos por mis lectores y otros nada básicos y mucho más desconocidos”
-“El precio base es de $ 400”, dijo el martillero a cargo.
Mi oportunidad estaba allí, como suponía, el precio no era elevado y nada fuera de mi alcance, de inmediato, y con increíble deseo de tenerlo grité “¡450!”, a lo cual, un segundo y medio después escuché a alguien replicar, “500”, miré asombrado, era una señora la que había hecho la oferta, “550” dije, y de nuevo, “600” replicó la vieja arpía. Volví a subir la oferta a “650”, y de nuevo la señora que a esas horas me tenia deseoso de su estrangulamiento dijo “700”, casi con odio grité “¡1.000!”, a lo cual el salón se sorprendió con un “ohh” generalizado. Entonces, por primera vez, la señora se volteó a mirarme, directo a los ojos, “1.500” dijo de inmediato. En mi interior comencé a pensar por qué podría ella quererlo, pero el no encontrar respuesta satisfactoria eso no me impidió seguir ofertando: “2.000”, y de nuevo ella, “3.000”, esto ya era una guerra. “4.000”, dije, el número inicial ya se había multiplicado por diez para ese entonces, hasta el señor Magnus se sorprendía, y veía con una leve sonrisa en sus labios nuestra puja por sus conocimientos, que a mi parecer seguían devaluados. La verdad es que había llegado a ese lugar con la intención de gastar todo mi dinero en ese libro de ser necesario. La señora me observó nuevamente, “Que sean 5.000 caballero”. “¡Maldita arpía!” Mi alma decía a gritos, “¡10.000!” grite con exasperación, esperando así no recibir replica y llevarme el invalorable material, que para ese momento ya era motivo de guerra. “12.000”, otra vez la misma odiosa mujer dando batalla. Ya estaba cansado de oírla, así que grité, y esta vez convencidísimo de que no volvería a tener competencia en la oferta, el total de mi caudal: “¡¡¡35.000!!!”, la sala asombrada comenzó a murmurar, temí que la muchedumbre comenzará a dudar de si era o no un objeto de valor, pero por suerte no escuché oferta alguna, el martillero comenzó su conteo: 35.000 a la una, 35.000 a las dos y… Entonces la voz más odiosa que oí en toda mi vida volvió a hacerse presente: “¡40.000!” Mi corazón se detuvo, ya no podía ofrecer más, ¡no tenia más!, era el fin, todas mis posibilidades estaban acabadas, la mujer obtendría el libro, y así fue.
Quedé destruido, desolado y quebrado, no comprendía cómo era posible eso, pero comencé a sentir un increíble odio por esa mujer, y su voz, sobre todo su voz, que resonaba chillonamente en mi cabeza “40.000”, “40.000”, una y otra vez, maldición, era el fin de mis posibilidades. Entonces miré al doctor Magnus que permanecía sentado en una silla detrás del martillero, un poco a si izquierda, observándome. “¿Qué querrá?” me cuestioné. Entonces se me ocurrió preguntarle por una copia, sí, eso haría, le preguntaría por una copia del libro manuscrito. Así que aguardé pacientemente a que la subasta terminara y me acerqué a él en el banquete que la sobrevino.
-¡Señor Magnus! ¿Puede concederme un sabio momento?
-Por supuesto joven, un muchacho tan interesado en un cúmulo de manuscritos de un viejo como yo merece todo el tiempo que pretenda.
-Señor, puede parecer impertinente, pero quisiera consultarle por algún tipo de copia de ese manuscrito, estaría dispuesto a pagarle los $ 35.000 que ofrecí con anterioridad, así fuera una copia.
-No me es difícil ver tu inmenso interés en ese texto, me pregunto cuál será el motivo, pero para responder a tu pedido, debo decirte que no existe copia alguna de ese texto que durante tantos años he ido completando, toda la verdad de mi conocimiento y estudios se encuentra allí, esta incompleto, pero ciertamente sienta las bases para que alguien pueda alguna vez completar mi teoría o de lo contrario, refutarla, concediendo así una nueva teoría. De cualquier modo, no existe tal copia. Ahora que lo mencionas, mi esposa siempre me decía que hiciera copias de mis escritos, debí hacerle caso, sus palabras hoy me cuestan $ 35.000.
-Entonces no hay tal copia… ya veo…
Mis ánimos volvieron a decaer, todas mis esperanzas estaban depositadas en esa posibilidad, y así de pronto fueron destrozadas.
-Pero dime joven, ¿cuál es el motivo por el cual deseas con tanto fervor ese manojo de hojas?
-La verdad es que yo estoy intentando completar su teoría, o, como dijo usted, refutarla, pero sin ese material perderé mucho tiempo valioso. ¿Existe alguna posibilidad de que usted pueda recordar todo lo que allí escribió?
-Ninguna joven, lo siento mucho. A mis 88 años, mis memorias no van más allá del desayuno.
-Ya veo, le agradezco su tiempo seños Magnus.
-No hay por qué, lamento no haber podido ayudarte, espero puedas completar tus ambiciones, la clave está en las flores.
No comprendí sus palabras, pero supongo que se refería a que con el tiempo llegaré a descubrir la verdad, tal vez al llegar a viejo como él logre algo, pero me rehusaba a esperar tanto por una cuestión que me tenia sin dormir desde hacia dos años, aquel sueño cambió mi vida. Fue el sueño que tuve con ella lo que me hizo comenzar todo esto, esta aventura, había viajado hasta el África, Australia, y Japón sólo para descartar posibilidades, y en este momento sólo sus escritos podían ayudarme a sobreponerme a este dilema que me tenia estancado hacia ya dos meses, aguardando una dulce respuesta, sólo conseguí la voz odiosa y chillona de una señora adinerada, seguramente con nada mejor que hace que quitarme mis sueños, y de un viejo con Alzheimer.
Salí del lugar, con pocas ganas de cualquier cosa, caminaba dolido, como si estuviera herido en el pecho, o el amor de mi vida me hubiera rechazado, la verdad, ambas comparaciones no alcanzan para describir mis pesares en aquel momento.
Al salir, por alguna extraña razón decidí mirar a mi derecha, la calle estaba mojada por la reciente lluvia y había un auto en marcha, esperando, mantuve mis ojos en él, y vi, de repente, a la mujer más odiosa del mundo subirse al mismo. Este arrancó. Corrí tras él, y corrí y corrí más, pero nadie nunca me vio y el auto dobló en una esquina, alejándose de mi vista.
De alguna extraña manera logré retener la patente del auto en mi mente, así que llamé a mi amigo Marcus y le pedí toda la información posible acerca del paradero del vehiculo. Su trabajo como policía le permitió facilitarme los datos de inmediato.
Pronto acudí a la dirección que me había sido dada, no sabía muy bien lo que hacia, pero me acerqué a la entrada y toqué el timbre, era una mansión enorme, y al fondo podía divisar el auto que había visto partir desde el lugar de la subasta.
Nadie contestó a mi llamado, así que decidí entrar por cuenta propia, ya nada me importaba.
Trepé las rejas y salté al otro lado. Cautelosamente me fui acercando, de verdad, no sabía lo que hacía, hasta que lo vi. El libro que tanto era de mi aprecio apoyado sobre una mesa justo delante de una ventana. Sin dudarlo, me acerqué hasta la misma, mis intenciones ya eran claras, quería entrar y llevarme el libro, por supuesto sin que nadie me viera, por primera vez en mi vida estaba robando, pero la mercancía de verdad valía la pena.
¡Ingresé!, y ni siquiera se me ocurrió preguntarme que hacia un texto que había sido pagado cien veces su valor de base apoyado allí como si nada, tan cercano a una ventana abierta.
Me acerqué cautelosamente al libro y estuve a punto de tomarlo cuando ella entró por la ventana. Rubia, de ojos azules, rizos de oro, un rostro de porcelana, delicado, perfecta tez blanca, y un vestido que llegaba hasta sus tobillos, color blanco con bordes y detalles celestes. De ella provenía el olor a jazmín más dulce jamás. La belleza en persona.
Se me quedó mirando, yo hice lo mismo, no pareció reconocerme, peo no gritó desaforadamente. Mis manos se alejaron del libro y salí corriendo.
Jamás oí gritos de su parte, y al volver la mirada, mientras corría, pude verla asomada en la ventana observándome. No sé qué pensaba, pero yo creía haberme enamorado.
Dichosa mi suerte, buscando la clave para comprender al amor en su total inmensidad, logré hallarlo a él mismo. En persona, ¡por Dios, si que era bella!
Pasaron los días, yo no lograba conciliar el sueño y mi corazón no me permitía quitar de mi mente sus ojos dulces, había comenzado a creer que el cielo había entregado parte de sí mismo para la creación de aquellos perfectos e inigualables ojos. No me permití olvidarla durante los días siguientes, y ya no podía pensar más en mis investigaciones, mi mente era completamente suya, así como lo era mi corazón, ella dominaba mi pensamiento y a la vez no permitía la entrada a ningún tipo de información, es más, había comenzado a olvidar mi teoría sobre el amor. Me estaba desmoronando, mi estructura se caía a pedazos, me moría de intriga por saber algo de ella, su nombre, su edad, cualquier cosa, su estado civil, su situación amorosa, ¡cualquier cosa! De verdad me estaba preocupando, no había nada en este mundo que me hubiera hecho poner así jamás. Tenía que hacer algo, entonces lo decidí, iba a volver a esa mansión. Fue entonces cuando sentí un papel deslizarse por debajo de mi puerta, me acerqué a la misma y tomé lo que parecía ser una carta, sin pensarlo la abrí. Al momento de hacerlo, un mar de aromas a flores llegó a mi nariz y mediante esta a mi corazón, lo supe, era de aquella muchacha. De inmediato abrí la puerta, pero no vi a nadie a los alrededores. Regresé adentro y me senté a leer las palabras escritas en aquel papel, que poseía la figura de una rosa roja estampada “al agua” sobre el papel.
La carta simplemente decía: “Te espero este sábado a las 16:00hs, en mi hogar, creo que ya sabes cómo llegar.” Y firmaba Claribel. El simple hecho de saber su nombre me tuvo toda la tarde imaginando situaciones, una detrás de la otra, y al día siguiente y al siguiente también, cabe destacar que recibí la carta un miércoles. Me volví loco esperando a que llegara el sábado, y por fin llegó. Mientras me daba una nerviosa ducha me puse a pensar en la posibilidad de que la carta fuera enviada por la señora que me había quitado el libro de las manos, pero pronto recordé el aroma a flores que aún tres días después seguía emanando aquella hoja de papel, y mis dudas se disiparon. Ciegamente me limitaba a creer que la carta había salido directamente de ella, aquella muchacha hermosa que me había robado el sueño por primera vez en mi vida.
Me vestí con la ropa que había comprado especialmente para la ocasión, me perfumé, y salí a tomar el auto que me llevaría directamente hasta mi destino.
Al llegar, el olor a jazmín, lavanda, y demás flores entró a mi aparato respiratorio, no había notado aquel perfume la vez anterior, tal vez por los nervios, aunque esta vez estaba aún más nervioso, me limité a no comprender ese asunto y toqué timbre.
El portón de rejas se abrió y me aventuré lenta y nerviosamente hacia mi destino, atravesando el patio de la mansión y apreciando a cada paso una flor diferente, la verdad, la mayoría me eran desconocidas, y su aroma me llevaba a una dimensión totalmente diferente, estaba seguro de estar en el paraíso.
Por fin llegué a la puerta principal de la casa, toqué a la misma y una mujer vestida de mucama me pidió cordialmente que entrara, ni siquiera pregunto por mi identidad, sólo dijo: “La señorita lo está esperando en la sala”. Así que entré y, guiado por la misma mujer que me había abierto la puerta me dirigí hacia la primer puerta a mi izquierda, abrí y el universo se congeló, el tiempo se detuvo, mi corazón dejó de palpitar y mis ojos se cegaron, todo fue tan rápido, un segundo después me encontraba del lado de adentro, en aquella sala, la cual, debo discriminar, era hermosa, enorme y totalmente apacible.
Delante de mí, una muchacha, sentada dulcemente en uno de los dos sillones, ambos estaban enfrentados y en medio había una mesa ratona sobre la cual se encontraban dos tazas, una tetera y varias masas dulces.
La muchacha era ella, la misma belleza que me había sorprendido en mi frustrado intento por llevarme el libro, al observar bien, noté que a su izquierda, apoyado sobre el sillón, yacía mi apreciado tesoro, el cual, debo confesar, para esos momentos había perdido protagonismo. La verdad, en ese instante sólo me interesaba ella, tenia ojos solamente para ella y mis frases ensayadas, todas eran para ella.
-Ven, siéntate, el té ya está listo. Me dijo señalando al sillón que estaba justo frente al suyo, al otro lado de la mesa.
Sin dudarlo, pero lentamente, me acerqué y ocupe un lugar exactamente frente a ella. Por primera vez era capaz de disfrutar de su belleza sin tener que preocuparme por ser descubierto en medio de un acto ilícito ni nada por el estilo. Su hermosa figura era más pura de lo que mis ojos recordaban, emanaba luz, esa muchacha lograba captar mis pensamientos y no permitirme llevarlos más allá del momento.
-¿Cómo estás?, preguntó.
-Bien, la verdad, estoy un poco nervioso. Tu fuiste la que me invitó, ¿cierto?, respondí.
-Así es, quería volver a verte.
-Que curioso, yo también quería volver a verte.
Ella servia el té mientras hablábamos. Su mirada, más dulces que la miel misma y tranquila como un río en plena época primaveral. Me invitaba a calmar mis nervios y proponerme solamente conocer a la muchacha, sin más intenciones que amarla eternamente, el libro ya no me importaba.
-Tu nombre es Claribel, ¿cierto?, pregunté.
-Así es. Respondió.
-Es un nombre muy bello, y la verdad es que tú eres también muy bella.
Sus pómulos se ruborizaron y dibujo en sus rosados labios la sonrisa más dulce jamás vista.
-¿De verdad lo dices? Cuestionó.
-No me atrevería a mentirte, pero estoy seguro que no ha de ser la primera vez que alguien te lo dice. Aclaré.
-En eso tienes razón, mi padre suele decírmelo también.
-Yo me refería a algún otro chico.
-¿Otro chico?, la verdad es que no conozco a otro muchacho, los que mi familia me ha presentado con intenciones de casamiento no han sido sino unos viles malintencionados.
-Me sorprendes, la verdad creí que me hablarías sobre algún novio o algo así.
-Nadie ha tocado mi corazón aún.
-Es difícil llegar al corazón de una dama.
-Más difícil es ganárselo, junto con su amor.
En ese momento todos mis conocimientos sobre el amor, mis investigaciones, mis formulas y experimentos, todo lo relacionado al tema me vino a la mente, y un instante después se borró por completo, quedando sólo la figura de esa hermosa dama sentada frente a mi.
-No puedo decir que te equivocas. Dije.
-¿Y tu corazón?, es difícil llegar a él, ¿es que alguien ya lo ha hecho? Preguntó curiosamente.
-La verdad es que no conozco la dificultad, pero debo decir que el aroma que tenía la invitación que me enviaste me llegó directo al corazón. Y no, nadie ha logrado alcanzado. Aunque quiero decirte que tu estas a punto de lograrlo, si no es que ya lo has hecho.  (No sé ni por qué, pero lo dije, creo que estaba en un estado de sinceridad extrema)
Otra vez su rostro se vio sonrojado, y la sonrisa esta vez fue mucho más tierna, dulce y sincera que antes. Levantó su taza de té y dando la vuelta a la mesa se acerco a mí, sentándose a mi lado. Trayendo el libro consigo.
-El otro día, el miércoles, cuando nos vimos por primera vez, ¿estabas buscando esto? Dijo mostrándome el libro que, ahora que lo recuerdo, había sido la causa de mi presencia en aquella mansión.
-Sí, así es, lamento mucho ese incidente, la verdad es que toqué el timbre, pero nadie respondió, y en un extraño impulso me aventuré a entrar, y luego entre a tu hogar, lo siento mucho, me disculpo, pero la verdad es que gracias a ese impulso fue que te conocí, así que no me arrepiento. Por otro lado, la razón de tu invitación fue para reclamarme que eso no volviera a ocurrir, ¿no es así?
-Te equivocas, dime una cosa, y te pido me seas en extremo sincero. ¿Me amas?
La pregunta me sorprendió, era lo último que esperaba oír, me vi reconfortado al saber que nadie me culparía de entrar a robar a esa mansión, pero la pregunta me desconcertó, no hubiera sabido qué responder, de no ser por tener todo tan claro frente a mi.
-Ciertamente siento algo por ti que no he sentido nunca por ninguna chica en toda mi vida, realmente no puedo definir al amor, pero si esto no es amor, entonces yo no sé lo que pueda ser.
Otra vez su color cambió a un rojo sutil.
-Comprendo. ¿Sabes lo que contiene este libro?
-Creo tener una idea, pero no estoy seguro.
-Ten, léelo.
Me quedé observándola, por su actitud parecía decirlo enserio, no lo dudé más, por fin tenia el libro entre mis manos, lo abrí más o menos por la mitad y…
-¡Está en blanco! Exclamé.
Ojeé y ojeé, fui y volví con las hojas, puse la primera, la última, la del medio, lo abrí y cerré varias veces, no podía creerlo.
-No logro comprender… Le dije.
-Te contaré algo, hace aproximadamente dos meses, tuve un sueño muy extraño, en él te veía a ti, y a este libro, no recuerdo muy bien la relación, ni la situación, pero desde ese día sentí cosas en mi corazón, como si fuera más puro, como si hubiera descubierto la felicidad. Y el sueño se tornó reiterativo, y lo tuve dos o tres veces más. Durante esos días conocí algo que nunca había conocido: La paz. Mi corazón se llenó de paz y armonía, y mi carácter cambio, así como mi forma de ser y actuar, antes yo solía ser una chica rebelde, pero después de aquellos sueños me convertí en una muchacha muy apacible, dulce y cariñosa, todo lo contrario a lo que había sido hasta ese momento. Entonces le comenté a mi madre y ella decidió comenzar la búsqueda del libro, estaba segura de que el libro era la clave para llegar a ti.
Su historia me sorprendió, en ese momento todo, absolutamente todo lo que yo había teorizado en mi afán de entender el amor, fue suprimido por mi mente, y logré dar un nuevo significado a esa palabra, desde ese día, mi felicidad es creada por mi amor. He decidido dejar mis estudios sobre el tema, ya que estaría robándole al mundo, a la vida misma, el sentido real. Descubrí entonces que el amor era lo más importante en la vida de todo ser humano, y yo no podía simplemente exponerlo en unas cuantas palabras, en una suerte de teoría, ni mucho menos querer comprenderlo. Dejé ese pasatiempo y ahora me dedico más que a entenderlo, a disfrutarlo.

viernes, 1 de junio de 2012

Tres metros sobre el cielo



A veces me siento a pensar, y me digo a mi mismo que he aprendido muchas cosas, esa dulce voz en mi cabeza repasa algunos conocimientos, y algunas escenas de mi vida, escenas en las que mi conocimiento salio a flote por sobre el de todos los demás, colocándome en un pedestal por encima de ellos. Pero después de pensarlo un segundo, vienen a mi mente otras escenas, escenas diferentes en las que no soy yo el protagonista, sino que son otras las personas que responden aquella duda que inquietaba mi corazón y el de muchos otros, personajes particulares que, poco a poco, van a apareciendo en mi mente, en diferentes escenas a lo largo de una gran obra. Y es entonces, cuando me convenzo de que no lo sé todo, sino que todavía me falta incontable cantidad de datos, de información. Todavía me falta mucho para permitirme creer que sé lo suficiente. Pero de nuevo, ¿Cuándo es suficiente?




                 
               Nachokudo es un sujeto extraño, sabe lo que quiere, pero no sabe cómo aplicar lo que ha aprendido para alcanzarlo.